Las empresas con más éxito en la próxima década serán las que entiendan cómo madura la tecnología con el tiempo y sepan cuándo actuar para aprovecharla.
Ser verdaderamente innovador y alcanzar el éxito requiere un cierto grado de riesgo calculado, pero entender qué es la tecnología profunda hace que sea mucho más probable acertar con el momento oportuno, apunta Pedro López Sela. (monsitj/Getty Images/iStockphoto)
(Expansión) – Las inversiones en Deep Tech (tecnología profunda) cubren una amplia variedad de industrias que, en su mayoría, están creciendo a un ritmo vertiginoso. Por ejemplo, se estima que sólo la industria aeroespacial y de defensa de Estados Unidos creció de 416,000 millones a 550,000 millones de 2020 a 2021. Por otra parte, a medida que los países recurren a energías limpias y renovables, la industria de energías limpias también ha experimentado un crecimiento increíble que se proyecta alcance 1.9 billones para 2030.
Peter Thiel, administrador de fondos de inversión libre y capitalista de riesgo afirma: “Las empresas más valiosas de las próximas décadas serán creadas por emprendedores que busquen capacitar a las personas en lugar de intentar dejarlas obsoletas”. Se ha comprobado que los interesados en inversiones en Deep Tech comprenden el valor de la tecnología transformadora.
Hace unas décadas, parecía inverosímil que los vuelos espaciales estuvieran en manos de organizaciones privadas y comerciales; del mismo modo, la inteligencia artificial ya no está confinada a laboratorios o aplicaciones académicas aisladas: está en nuestros teléfonos, mejorando fotos y traduciendo idiomas en tiempo real. Ambas revoluciones fueron posibles gracias a inversionistas que tuvieron la visión de respaldar a innovadores visionarios.
Invertir en Deep Tech también puede contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, más allá de lo que hacen los gobiernos. Para facilitar el acceso a privados a estos retos, una iniciativa dirigida por el Founder Institute tradujo los ODS en métricas denominadas Indicadores Clave de Rendimiento de Impacto (iKPI) que pueden abordar las empresas emergentes y los capitalistas de riesgo.
Este enfoque brinda un marco para que las entidades privadas alineen sus objetivos con los objetivos de sostenibilidad global y midan su contribución, fomentando una cultura de responsabilidad, transparencia y mejora.
Un iKPI es una medida cuantificable utilizada por las empresas “For Progress” para evaluar sus contribuciones directas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al ofrecer un método claro y objetivo para medir la eficacia de la misión, los productos o los servicios de una empresa para abordar los desafíos globales. Son métricas esenciales que ayudan a estas empresas a evaluar su progreso, orientar sus decisiones estratégicas y garantizar la transparencia al compartir públicamente sus logros e impacto de forma regular.
La creación y el seguimiento de iKPI ejemplifican el compromiso de una empresa con el cambio social y ambiental, fomentando así una cultura de responsabilidad y mejora continua.
¿En dónde quedan los emprendedores en este panorama? Acorde con la ONU, los emprendedores no pueden quedarse de brazos cruzados esperando que los gobiernos y las grandes organizaciones resuelvan los problemas del mundo, y si se quiere crear un mejor futuro para la humanidad, se requiere del esfuerzo de todas las empresas y organizaciones, grandes y pequeñas.
Aunque no todos los emprendedores pueden (o quieren) “cambiar el mundo”, todos pueden hacer su parte para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De esto se tratan las “Empresas Para el Progreso”, cuyos componentes corresponden a una etapa de la evolución de la empresa: desde la alineación con los ODS, pasando por el diseño de un producto o servicio que influya en los iKPI, hasta el informe de métricas.
Los fondos de inversión primerizos en Deep Tech pueden tener una mayor tasa de rentabilidad; suelen empezar con un fondo pequeño, lo que permite inversiones más centradas y estratégicas, y tienen la oportunidad de demostrar su tesis de inversión y construir un historial, lo que atrae más inversores en el futuro y aumenta la inversión inicial y las tasas internas de rentabilidad (TIR).
El capital riesgo en el sector salud seguirá creciendo a medida que persistan las oportunidades de financiamiento y los incentivos. La TIR media en este sector entre 2010 y 2021 fue del 27.5% en comparación con el 21.1% de otros sectores durante el mismo periodo. En el sector de clima y medio ambiente, el 90% de la reducción de emisiones de carbono proceden de medidas de eficiencia energética y ofrecen una TIR media del 16.7% (empresas de América Latina y El Caribe tienen un TIR de 13.4% por sus inversiones en energía renovable. En infraestructura, una encuesta reveló que aproximadamente el 70% de los inversionistas declaró que están obteniendo resultados iguales o superiores a su TIR objetivo, que suele oscilar entre el 12% y el 14%.
Está claro que la tecnología profunda desempeñará un papel importante en el futuro de todos nosotros, pero no todas son iguales. Las empresas con más éxito en la próxima década serán las que entiendan cómo madura la tecnología con el tiempo y sepan cuándo actuar para aprovecharla. La clave para aprovechar el poder de la Deep Tech es cultivar esta conciencia con el fin de identificar correctamente el punto óptimo.
Ser verdaderamente innovador y alcanzar el éxito requiere un cierto grado de riesgo calculado, pero entender qué es la tecnología profunda hace que sea mucho más probable acertar con el momento oportuno.
Nota del editor: Pedro López Sela es Managing Partner de FrissOn capital, el Fondo Deep Tech de América Latina, y Team Principal de ExO Builder, el ecosistema de emprendimiento tecnológico más diverso del mundo. Ha co-fundado 10+ empresas y entrenado a 5,000+ personas en casi todos los sectores en África, América, Asia, y Europa. Es un autor de bestsellers de innovación, negocios y emprendimiento reconocido globalmente. Como ponente internacional ha compartido escenarios con Peter Diamandis, Bob Dorf, Jeff Hoffman, Carlos Slim y Salim Ismail, por mencionar algunos. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.